miércoles, 21 de mayo de 2014

Obra



Su Obra
El joven narrador-poeta relata su reencuentro con María Jesús, rústica campesina de apenas quince años: “una mocita morena, bien garrida... hija de un revolucionario, un montonero bravo como un tigre y una señorita primogénita de rico hacendado. Un día murió la madre –veinticinco años, trenzas rubias, ojos tristes, frente lunar y empalidecida de una enfermedad ignorada; una noche murió el padre, luchando en la maraña palúdica, luchando contra los hombres del gobierno –o su gente– quemó la hacienda, destrozó los sembríos y mató las reses que no pudo pillar; había hecho justicia” (9).Ese nudo narrativo no tiene mayores consecuencias, salvo el de establecer el pedigrí de María Jesús. El ser hija de un montonero y de la primogénita de trenzas rubias de un hacendado pareciera justificar la atracción que el narrador –un “exquisito de un siglo refinado y complicado”– siente hacia ella. Se mitifica a los padres, se invoca la justicia y se pasa por alto, ¿intencionalmente?, la violación que quizás oculta el engendro. Tampoco se hace hincapié en la hibridez o ¿bastardía? de la joven. No se olvida, sin embargo, un culto que ronda a distancia, el de la imagen casi canonizada de la madre del narrador: “dulce... daba la bendición, un beso muy suave en la frente... una mujer de serena hermosura ... tan buena con sus manos de mariposa blanca” (26, 16, 22).
Esos factores configuran una imagen de mujer que a primera vista induce a la celebración de una suerte de pureza mariana, manto con el que, a pesar de sí, pretende
adornar el narrador la orfandad y el mestizaje exótico de la erótica María Jesús: “ojos negros de mirar hondo y triste; ... tez morena de manzana madura ... pelo azuleante de lo negro ... boca sensual del progenitor audaz y bravo ... senos duros como frutos verdes, estrujados en el vestido blanco” (9). Lo sagrado y lo profano, la pureza y la lascivia, parecieran determinar la ambivalente actitud del narrador hacia María Jesús. Imposible hablar de una relación entre dos.
Entre la penumbra y la melancolía, la única voz que se oye es la del narrador. María
Jesús es un mero capricho, una marioneta. Apenas habla, y cuando lo hace se expresa en la manera en que su ventrílocuo se lo permite. Reacciona. Otorga. Calla. Ignora. Su tragedia.

jueves, 15 de mayo de 2014

Su Vida



Su vida
Medardo Ángel Silva nace en el año de 1898 y muere en el año de 1919 es un poeta muy reconocido y muy apreciado por su sentimiento profundo al escribir el poeta inefable de  mayor trascendencia dentro de dicha promoción. De hecho, es el más reconocido.
Perteneció a la Generación Decapitada, llamada así en el Ecuador por la prematura y
trágica muerte de sus miembros. Silva se suicidó. Proveniente de estratos populares, en
comparación con sus compañeros de promoción, vivió la paradoja del culto de lo
aristocrático y la dislocación personal.
.El joven narrador, no soporto la decadencia existencial que adquirió de una sociedad en disturbios y poco aceptable para su sentimentalismo.

viernes, 2 de mayo de 2014

El Modernismo



El modernismo en el Ecuador.
El modernismo en el Ecuador llego tardío, pero no podemos decir que por llegar tarde fue menos valedero, llego y se posesionó como una tendencia de peso aunque un tanto mortífera ya que termino con el suicidio de los poetas que lo representaron. Puede ser considerado como un movimiento de auténtica renovación estética del lenguaje y la métrica.  Como arte refinado, es una poesía que reemplaza al Romanticismo, impregnada de una rebeldía creativa y un refinamiento narcisista y aristocrático. La madurez del modernismo supone un agotamiento de la fantasía decorativa y de la actitud evasiva del poeta encerrado en su “torre de marfil”. En su lugar surge el compromiso con la realidad y la crítica social.